domingo, 24 de mayo de 2009

GOL

El gol es entendido por todos como el momento cumbre, la gloria, el clímax de un deporte en el que, dejando de lado todo aquello que lo envuelve, el objetivo fundamental es introducir un esférico en la portería rival más veces que el contrario.
La otra realidad es que un gol es un concepto abstracto pero que a la vez tiene cierta forma corpórea al encarnarse dentro del sentimiento de cada jugador, cada técnico, cada directivo, cada aficionado...y la fragilidad de todos ellos ante un breve instante en el que todo puede cambiar, desatando una marea de sentimientos que se separan entre sí por unos breves centímetros; los que separan el balón de la línea de gol (ni siquiera el fondo de las mallas), los que separan la gloria del fracaso, y viceversa. Es la grandeza del gol y la grandeza del fútbol, amén de otros grandes deportes que se rigen también por la Ley Suprema del gol.

El gol no solo trae bajo el brazo un sentimiento arraigado de alegría y jolgorio, ya que uno de sus déficits propios es su poca implicación y conocimiento en materia de justicia. La gran lacra del gol es que no siempre hace el bien y premia al mejor, sino que reparte alegrías y desengaños indiscriminadamente, dejando de lado y obviando al máximo los méritos de unos y los deméritos de otros. Lamentablemente, o no, esa es parte de la grandeza del deporte, cuando ni siquiera una superioridad apabullante puede garantizar el éxito final, si no se pasa previamente por el obligatorio peaje en el que hacer un alto antes de emprender el camino final hacia la gloria. Ese peaje no es otro que el gol que todo el mundo anhela.

Haiku - Anfield Road



La gloria aguarda
Gargantas claman lucha
El césped arde


Clásicos que no volverán

"Eran otros tiempos". Sí, pero también lo serán para nuestros nietos, el día que le hablemos de tantos y tantos grupos noventeros, films con efectos especiales abrumadores, música electrónica que despierta las entrañas, deportistas capaces de desafiar las leyes de la física, políticos que hicieron suspirar por un cambio y un sueño...¿Cuantas veces nuestra generación, nacida en los 80, ha dudado de la grandeza de los grandes hombres y mujeres contemporáneos de nuestros abuelos?

Hoy día, cuando uno empieza a consolidar las paredes maestras de su madurez, pocos pueden jactarse de ser uno de los pocos que a duras penas renegó de tal tentación. El tiempo, y el formato de registro de aquellos sucesos y/o hazañas, ensombrece la gloria de aquellos que un día nos dejaron su legado, y solo los más grandes saltan por encima de ese lastre y consiguen perpetuar su leyenda como si de estrellas emergentes se tratase.

Todos los grandes de hoy serán las caricaturas del mañana. El único clavo al que aferrarse es que hoy en día se han dinamitado todas las fronteras, y la pasión por un individuo u otro en el mapa del mundo no conoce límites. Diferente es la situación entre aquellos que fueron vitoreados y puestos en un pedestal por nuestros ancestros; se trataba de héroes peninsulares, en una España sumida en un anclaje indefinido, pero que supusieron una bocanada de oxígeno permanente, y uno de las pocas migajas para alimentar un sueño por un mañana mejor. Eran épocas de pocos alardes tecnológicos, pero de muchas ilusiones que contagiar. El sueño por dar el pelotazo y cruzar el charco, vivir las Américas, vivir de lo que a uno le gustaba, de sus pasiones...era motivo suficiente para enfocar dichos rasgos en un film, aunque esa temática acabase por convertirse en una constante cinéfila de lo más habitual. Sin embargo grandes artistas como Rafael Farina o Antonio Molina fueron algunos de los portadores de un sueño sin parangón hoy en día, y por ello merecen un respeto. El respeto que en su día merecerán los guardianes de las ambiciones de las generaciones futuras, si es que existen ambiciones comunes tan poderosas como las de nuestros abuelos, que no tardamos en dejar de lado y enterrar...

sábado, 23 de mayo de 2009

Bendita locura

Cada cierto tiempo aparecen en escena multitud de "genios", reconocidos así por el gran público sea cual sea su ámbito de influencia. Personajes variopintos que en alguna etapa de su trayectoria, o quizá durante toda ella, han llamado la atención de propios y extraños por su inagotable fuente de excentricidades; algunas ligadas a su mundillo y otras fruto de una decadente personalidad y arrebatos compulsivos de protagonismo...

Desde el eterno carnavalismo facial del gran Michael Jackson, otrora elevado a los altares como rey del pop; hasta las artísticas canalladas balompédicas de Paul Gascoigne, aderezadas siempre por litros y litros de zumo de cebada; pasando por los grandes directores de cine, aquellos a los que se les perdona todo y a los cuales se les suma todas y cada una de las muchas barbaridades que osan llevar a cabo para, directa o indirectamente, acabar agigantando su ego y su poder en un mundo en el que muy pocos son los aclamados y los que se reparten los mejores pedacitos del pastel...

Generalmente ese punto de locura es instintivo, aunque otras veces es forzado para agrandar la leyenda del paranoico de turno. Sin embargo, son muchos los que sufren crisis transitorias y no volverán a ser el mismo de antes. De otros por contra, no se sabe cuanto hay de cierto y cuanto de mito pero, por una razón u otra, acaban siendo endiosados o caricaturizados hasta la médula.

No obstante, ese punto de locura siempre reporta aspectos positivos al personaje creado por esa misma persona, y hacen que los seguidores del mismo caigan por su propio peso. Los puntos conflictivos del artista (¿?) generan un campo magnético bestial entre el personaje y sus fans, adquiriendo mayor fuerza cuando las excentricidades rebasan la barrera de lo lógico y entran de lleno en lo inmoral...Aún con esas, el baremo actual de locura tiene abiertas las puertas a una fórmula totalmente consolidada en el mundo artístico: Loco = Genio

Ante tal panorama lúdico-matemático el espectador/consumidor/devorador de frikeces no tiene otra opción que, por lo pronto, detenerse a admirar a todo aquel que atente contra los límites preestablecidos, con descaro innato y con actitudes totalmente inconsecuentes, llegando a perder la cabeza —la suya y la de sus admiradores— y escribiendo un nuevo capítulo en la bendita locura de los llamados "artistas" de nuestro tiempo.

Por fortuna, el cuento y la precisa e innovadora fórmula matemática no es aplicable 100% a la política, y extrañamente un político demente adquiere la vitola de genio...

George W. Bush "Genius at Work"

El arte de ser millonario


"40 millones de euros a la una...40 millones de euros a las dos...40 millones de euros a las tres. Adjudicado". Estamos ya demasiado acostumbrados a leer o escuchar que en tal subasta se han adquirido determinadas obras a precios estratosféricos. No es mera casualidad, ya que el arte sigue inmerso en una espiral elitista que algún interés muy importante debe reportar a algunos, o a sus bolsillos, pero que otro tanto desinterés evoca en muchos.

A día de hoy, todo aquel arte que no sea público está en manos de unos pocos y resulta impensable que la mayoría del pueblo se plantee ni por asomo pujar por él. Sería muy extraño ver un Miró en un salón comedor de cualquier hijo de vecino, con lo bien que lucen en los cuartos de baño de verdaderos devotos del arte como el gran Juan Antonio Roca...

Topic Kick

El lenguaje espectacular que en muchas ocasiones utilizan los grandes locutores de nuestro país queda muchas veces ensombrecido por la repetitiva utilización de recursos que usaban sus predecesores muchas décadas atrás. Son los grandes tópicos del mundo del fútbol, generalmente parodiados hasta la saciedad. Con sus amantes y sus detractores, estos recursos forman parte de la cultura y la comidilla general de todos los simpatizantes del deporte rey, no tanto en charlas de taberna, como sí cuando contemplan embobados a su idolatrado locutor de turno.
Los tópicos balompédicos son tales que más de uno se ha preguntado a veces si con tantos recursos se podría componer prácticamente en su plenitud una narración de un partido o, si más no, un resumen del mismo. Parece que la idea no resulta tan descabellada...

Modismos de siempre (O cómo escribir una crónica sin decir nada)

Topiquísimos

Los tópicos están presentes en nuestras vidas desde tiempos remotos y eso ocurre en nuestro día a día, a pesar de que la mayoría de veces no caemos en ello. Los tópicos pasan pues, bastante desapercibidos y el conflicto en torno a su uso radica en que algunos lo consideran un elemento que ensalza la cultura por otorgar unos rasgos muy definidos, mientras que otros lo consideran un claro error de generalización, ya que constantemente se identifica a una población o a un sector de la misma con unos rasgos o unas actitudes que en la mayoría de ocasiones distan mucho de la realidad. Es el caso de las sevillanas, el pescaíto frito, o los toros para definir a media España del centro al sur de la península. Sin embargo, no somos nadie para quejarnos por ser etiquetados con tal facilidad, aunque es lógico indignarse ya que nosotros respetamos con pulcritud al moro sucio, al frío finlandés, al italiano arrogante y pizzero, al inglés borracho, al alemán fiestero o al sudamericano perezoso...