Hace más de 40 años de aquel magnífico pasaje de la historia en que el hombre que volaba como las mariposas y picaba como las avispas concentró la atención de todo el planeta y paró el tiempo a su libre antojo.
Era el 25 de Mayo de 1965 pero esa fecha se perdería en el tiempo ante un instante, captado por las cámaras de la época, que se convertiría en inmortal. La grandeza (y la soberbia) de un mito como Muhammad Alí, por entonces Cassius Clay, antes de su reconversión al Islam, están hoy fuera de toda duda; y todos sus grandes knockouts ante Sonny Liston, George Foreman, y todas aquellas estampas en las que grandes multitudes ejercían como si de su propia sombra se tratase en los entrenos en tierras africanas, quedan a día de hoy condensadas en una imagen legendaria que lo proyecta todavía más a los altares de los más grandes deportistas de todos los tiempos.
Una fotografía que muestra no solo su superioridad deportiva de la época, sino también su arrogancia y poder de persuasión y debilitamiento del oponente. Tanto el lenguaje de los puños, como los feroces diálogos que mantenía con sus inminentes rivales forjaron su leyenda e hicieron bandera de su fuerte personalidad, captando la atención de propios y extraños que se rendían ante el poder y la autoconfianza del loco de Louisville.
Casi una década más tarde del impacto que supuso el KO que infringió al campeón Liston, Alí volvió a detener al mundo ante la pelea conocida como Rumble in the Jungle, en tierras de Zaire, conocida como la pelea del siglo. En dicho combate, Alí había congregado a una gran masa de color a la que durante días alentó con su discurso en favor del hombre negro y del pueblo musulmán. El seguimiento de dicho combate no conocía precedentes, y la victoria de Alí, con un estilo totalmente distinto dada su evidente evolución física, hicieron de la pelea un nuevo hito en la historia del boxeo, del deporte y de la figura de Muhammad Alí; que vería como desde ese día, la llama de sus puños iría apagándose poco a poco, mientras que la grandeza de su figura crecía a pasos agigantados.
A día de hoy, tras casi tres décadas de intenso combate contra la enfermedad de Parkinson, Alí sigue siendo un ejemplo de superación y de entereza en el ring de la vida.
Desde Zaire siguen atronando miles de gargantas que rugiendo piden gloria...¡¡¡ALI BOMA YE!!!
Era el 25 de Mayo de 1965 pero esa fecha se perdería en el tiempo ante un instante, captado por las cámaras de la época, que se convertiría en inmortal. La grandeza (y la soberbia) de un mito como Muhammad Alí, por entonces Cassius Clay, antes de su reconversión al Islam, están hoy fuera de toda duda; y todos sus grandes knockouts ante Sonny Liston, George Foreman, y todas aquellas estampas en las que grandes multitudes ejercían como si de su propia sombra se tratase en los entrenos en tierras africanas, quedan a día de hoy condensadas en una imagen legendaria que lo proyecta todavía más a los altares de los más grandes deportistas de todos los tiempos.
Una fotografía que muestra no solo su superioridad deportiva de la época, sino también su arrogancia y poder de persuasión y debilitamiento del oponente. Tanto el lenguaje de los puños, como los feroces diálogos que mantenía con sus inminentes rivales forjaron su leyenda e hicieron bandera de su fuerte personalidad, captando la atención de propios y extraños que se rendían ante el poder y la autoconfianza del loco de Louisville.
Casi una década más tarde del impacto que supuso el KO que infringió al campeón Liston, Alí volvió a detener al mundo ante la pelea conocida como Rumble in the Jungle, en tierras de Zaire, conocida como la pelea del siglo. En dicho combate, Alí había congregado a una gran masa de color a la que durante días alentó con su discurso en favor del hombre negro y del pueblo musulmán. El seguimiento de dicho combate no conocía precedentes, y la victoria de Alí, con un estilo totalmente distinto dada su evidente evolución física, hicieron de la pelea un nuevo hito en la historia del boxeo, del deporte y de la figura de Muhammad Alí; que vería como desde ese día, la llama de sus puños iría apagándose poco a poco, mientras que la grandeza de su figura crecía a pasos agigantados.
A día de hoy, tras casi tres décadas de intenso combate contra la enfermedad de Parkinson, Alí sigue siendo un ejemplo de superación y de entereza en el ring de la vida.
Desde Zaire siguen atronando miles de gargantas que rugiendo piden gloria...¡¡¡ALI BOMA YE!!!
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